El invasivo estado de vigilancia de China aún no es un Panóptico
De acuerdo a un reciente análisis de más de 76.000 documentos realizado por la revista web estadounidense ChinaFile, el gobierno chino posee "las capacidades de vigilancia más ágiles, invasivas y omnipresentes del mundo". No obstante, los sistemas aún no lo ven todo ni están completamente integrados en todo el país.
El software de vigilancia SenseTime en acción: en las dependencias de la compañía en Beijing, el programa identifica detalles de peatones y vehículos el 11 de octubre de 2017. REUTERS/Thomas Peter.
En los últimos años, la acelerada adopción de avanzadas tecnologías de vigilancia por parte de China ha llamado fuertemente la atención de los medios internacionales. Por ejemplo, algunos de los primeros informes relevantes a fines de 2017 que daban cuenta de masivas detenciones de uigures en Xinjiang, señalaban que la región había comenzado a parecerse a una “prisión al aire libre“, agregando que la proliferación de cámaras de reconocimiento facial y los puestos de control policial “abruman la vida cotidiana”, o que el área estaba siendo utilizanda como un “laboratorio de vanguardia para la vigilancia”.
Desde entonces, los informes sobre las capacidades de vigilancia de China han tendido a enfocarse en Xinjiang, pero continuaron considerando la región autónoma como un caso aislado en el que la tecnología era “probada” y luego llevada al resto del país.
Una nueva investigación sobre vigilancia a nivel nacional publicada por la revista web ChinaFile, enseña lo que las autoras Jessica Batke y Mareike Ohlberg describen como “el estudio más completo del sistema de vigilancia de China hasta la fecha”. El análisis está compuesto por dos partes:
- Una base de datos de más de 76.000 documentos gubernamentales, seleccionados mediante la búsqueda de palabras clave relacionadas con vigilancia, todas ellas en avisos de adquisición pública entre el 29 de junio de 2004 y el 19 de mayo de 2020.
- Tres casos de estudios, uno en un condado de Xinjiang y otros dos en el sur y noreste de China, muestran tecnologías muy similares que se están implementando en todo el país, pero con propósitos únicos.
Las conclusiones de la investigación incluyen:
- “Solo en 2019, las autoridades de al menos 998 condados, un tercio de todos los condados de China, en casi todos los rincones del país, compraron equipos de vigilancia de algún tipo”.
- El sistema no está completamente integrado, porque “la búsqueda de tecnología por parte de los funcionarios para integrar sistemas locales desconectados, revela hasta qué punto la vigilancia en China aún no es un todo coherente, pero sigue siendo un mosaico inconcluso”. En otras palabras, “incluso los sistemas de seguimiento más sofisticados podrían no reconocer un objetivo bajo vigilancia que cruce la línea de un condado”.
- “La diferencia crucial entre Xinjiang y otras áreas de la República Popular China es a quién se está apuntado. En lugar de centrarse únicamente en un grupo particular de no residentes, potenciales disidentes o posibles criminales [como es típico fuera de Xinjiang], las autoridades [en esa región autónoma del oeste del país] apuntan a todos los miembros de grupos étnicos y religiosos específicos”. Por ejemplo, un avisos de adquisición pública en el condado de Shawan, Xinjiang, señalaba que 50 de las 70 nuevas cámaras de reconocimiento facial serían colocadas en mezquitas.
- ChinaFile confirma la identificación del perfil racial de los uigures por, al menos, algunos sistemas de vigilancia requeridos fuera de Xinjiang, algo documentado por primera vez el año pasado por el New York Times.
“Por más que lo deseen fervientemente, los líderes de China no han construido un panóptico que sepa y vea todo, capaz de rastrear a cualquier persona en el país, en cualquier lugar y en cualquier momento”, agrega el informe.
Sin embargo, la “intención es clara: eliminar cualquier espacio público en que la gente pudiera estar sin ser vista”.
Artículo original escrito por Lucas Niewenhuis/ 30 de octubre, 2020.