Los costos ocultos de los ultra convenientes servicios de reparto en China

Abusos a los trabajadores, contaminación y una gran presión para las pequeñas empresas.

Ilustración de Derek Zheng.

La entrega de alimentos y la venta minorista en línea en China son el sello distintivo de la conveniencia: la comida llega en minutos, los paquetes se pueden desechar rápida y fácilmente, y todo se puede devolver sin cargo. Pero mientras los consumidores de clase media lo tienen fácil, otros, incluidos quienes hacen la entrega, los pequeños proveedores y el planeta, están asumiendo gran parte de las consecuencias.

Los realizan la entrega final de los productos están sujetos a estándares imposibles de eficiencia, incurriendo en duros castigos, incluso por problemas logísticos fuera de su control. En septiembre pasado, un detallado reportaje sobre la difícil situación de los conductores de entrega publicado en Renwu (人物, “Personas”), una popular revista estatal, concluyó que los conductores estaban atrapados en un “juego que no tienen ni el tiempo ni la capacidad de parar de jugar.”

Las empresas de reparto utilizan un sistema de puntos para castigan a los repartidores por superar un periodo de tiempo, obtener una mala calificación o una mala reseña. Pierden demasiados puntos y el castigo en una empresa es el salario de media jornada. Mientras tanto, una encuesta encontró que el 70% de los repartidores señalaron a los vendedores, que preparan la comida, como la causa de los retrasos.

Las huelgas de aproximadamente 3 millones de repartidores, solo en servicios de mensajería, se han cuadruplicado en dos años, pasando de 10 huelgas reportadas en 2017 a 45 en 2019. El 11 de enero, un ciclista se prendió fuego para protestar por los salarios impagos.

Investigadores han relacionado los momentos con mayor número de accidentes de tránsito en las ciudades con las velocidades de entrega cada vez más reducidas para los repartidores. Un informe de Renwu describe a un ciclista que vio a un colega ser atropellado por un automóvil, pero se vio obligado a alejarse al escuchar la alarma para realizar una nueva entrega.

Los desechos plásticos, en forma de bolsas de plástico, contenedores y utensilios, han aumentado en los últimos años debido a la conveniencia de las entregas, lo que ha provocado una crisis en la gestión de desechos.

Los residuos de envases de China se han duplicado ocho veces en dos años, pasando de 0,2 millones de toneladas métricas en 2015 a 1,5 millones en 2017. Según Greenpeace se prevé que alcance los 45 millones de toneladas en 2025, equivalente al total de residuos producidos por Japón en un año.

El gobierno chino ha emitido un plan para frenar la venta, uso y producción de todos los plásticos no biodegradables para 2025. Pero sin la cooperación de las principales empresas minoristas en línea (Alibaba, JD.com y Meituan), el plan sigue siendo pco realista.

Los sistemas de gestión de residuos no están preparados para la afluencia adicional. Aunque las personas en China producen menos desechos, en promedio, que las personas en Estados Unidos, aproximadamente tres cuartas partes de los desechos plásticos de China ya están mal administrados, y probablemente terminan en el océano.

Los pequeños proveedores están siendo presionados por gobiernos, monopolios de plataformas y clientes excesivamente indulgentes.

Desde el inicio de la pandemia, muchos restaurantes y tiendas se han apoyado más en las ventas en línea para mantenerse a flote. Los analistas dicen que esto es una bendición y una maldición: si bien los proveedores han encontrado nuevas fuentes de ingresos, también se han vuelto más vulnerables a los caprichos de los principales conglomerados minoristas (las aplicaciones de entrega de alimentos de Alibaba y Tencent, Ele.me y Meituan, poseen el 90% del mercado de reparto de comida). Estas plataformas cobran hasta el 20% de los ingresos por pedidos, posiblemente más a medida que aumenta la competencia, dejando a los restaurantes con bajos márgenes de ganancia.

Las iniciativas de plástico del gobierno probablemente afectarán más a los vendedores en los próximos años, ya que son los que se ven obligados a buscar alternativas. Muchos no pueden darse el lujo de hacerlo debido a los bajos márgenes de ganancias, y los costos en los que incurren por las entregas defectuosas o sucias.

Finalmente, a medida que el costo en devoluciones de los pedidos se desvanece para los compradores en la economía digital, algunos consumidores se han vuelto demasiado indulgentes. Los vendedores han recurrido a los foros en línea para expresar su desdén por los clientes “deshonestos”, que “compran” ropa cara sólo para devolverla, a medio usar, una semana después.

La industria del comercio electrónico de China seguirá creciendo, pero los costos sociales y ambientales de dicha transición siguen siendo subestimados.Los próximos años probarán si el gobierno puede prestar atención a las señales de advertencia, corrigiendo las cargas producidas por la economía digital, o si se distrae con los altísimos ingresos del comercio electrónico.

Artículo original escrito por Chang Che / 1º de febrero, 2021.