Se acerca el Renminbi global. Aquí les explicamos el por qué.
Con las sanciones occidentales acumulándose, aumenta la urgencia para China y Rusia de desarrollar alternativas al sistema financiero dominado por el dólar y el euro. El Renminbi (RMB) o Yuan chino, aunque lejos de reemplazar al dólar, lentamente ganan terreno como una divisa para transacciones internacionales.
Artículo original escrito por Taylor Loeb / 15 de abril, 2021.
China no está sola en su interés por alejarse del orden financiero dominado por occidente. De hecho, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, dijo recientemente a medios chinos que Moscú y Beijing deben “reducir los riesgos de sanciones… optando por pagos en monedas nacionales y en divisas internacionales alternativas al dólar [estadounidense]”.
Lavrov está en lo correcto.
El orden financiero heredado de Bretton Woods que existe en la actualidad no es representativo y es muy rígido. Estados Unidos, Canadá, la UE y el Reino Unido, cuyas monedas representan el 84% del comercio mundial, aportan solo el 35% del PIB mundial y el 10% de la población a nivel global. En la economía real, si el precio de la Coca-Cola sube, o si a uno no le agrada la política de esa empresa, puede elegir comprar Pepsi. En el sistema financiero global no existe un equivalente a Pepsi.
El sistema alternativo descrito por Lavrov y otros, como el ex gobernador del Banco Popular de China, Zhōu Xiǎochuān 周小川, amenaza profundamente la pieza del poder no-militar más potente de occidente: su divisa.
Y China es el único país que podría ser capaz de construir tal sistema.
Para ser claros, la internacionalización del RMB no significa que reemplazará el orden del Dólar-Euro. Un RMB ligeramente más globalizado en realidad no le da a China el poder de imponer sanciones significativas, pero podría debilitar severamente el poder de las sanciones occidentales. En la actualidad, lo que quieren China y muchos otros países es un seguro, un sistema paralelo que opera fuera del statu quo asimétrico. Para lograrlo, el RMB necesita una masa crítica.
Si China pudiera aumentar el uso del RMB alcanzando un 10% tanto en el comercio mundial y como de reserva, por sobre los niveles de 2,5% en ambos aspectos, podría crear un sistema financiero paralelo semi-viable.
Hay tres claves para alcanzar ese punto:
- Desarrollar oportunidades de inversión en RMB relativamente líquidas;
- Desarrollar la infraestructura de pagos de apoyo;
- Conseguir que otros se unan.
Sin acceso a oportunidades de inversión denominadas en RMB, sería difícil de vender. En realidad, China tiene mucho espacio para abrir sus mercados en el país y en el extranjero sin desestabilizar su sistema financiero. Por ejemplo, el 30% de los bonos y el 25% de las acciones estadounidenses están en manos de extranjeros. En el caso de China esas cifras apenas llegan a un 3% y un 4,5%, respectivamente, aunque ello va en aumento. La próxima alza en las finanzas verdes y la perspectiva de un mayor uso del RMB en el desarrollo internacional, incluyendo el que se produzca a través del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura liderado por Beijing, ofrecen vías para que China aumente el uso transfronterizo del RMB sin comprometer los sus objetivos políticos. Sin embargo, todo esto implica permitir que el RMB se revalorice, lo que será algo difícil de aceptar para el sector exportador. Aún así, estas preocupaciones bajan en el nivel de prioridades. Además, si China es serio acerca de su estrategia de doble circulación centrada en el consumo interno, una mayor importancia del RMB no solo es positivo, sino algo necesario.
También está el tema de la infraestructura. Las sanciones son posibles gracias al control y la capacidad de occidente de inspeccionar por dentro el sistema de pagos global. Si bien China tiene su propia alternativa al mecanismo de pagos transfronterizos conocida como SWIFT, el publicitado RMB digital es la historia más relevante en este frente. Un RMB digital evitaría por completo los sistemas occidentales y, quizás más importante, no requerirá una cuenta bancaria, lo que significa que las instituciones financieras se librarán del permanente miedo a infringir las sanciones occidentales, y Carrie Lam podría volver a no necesitar dinero en efectivo. El RMB digital, aún a prueba en algunas regiones de China continental, no ha sido muy utilizado fuera del país, pero ya hay ensayos en marcha con Hong Kong y Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos.
La gran pregunta: ¿Hay apetito por un RMB global?
Absolutamente.
En relación al mercado, como lo demuestra el auge de la inversión de capital extranjero en China, existe un claro deseo por invertir en activos en RMB.
En el frente geopolítico, Rusia ha sido su mayor defensor. Afectada por una avalancha de sanciones, incluidas algunas anunciadas recientemente, Moscú ya ha reducido su uso del dólar en el comercio con China a un 46% de todas la sus transacciones, frente a un 90% en 2015. Irán, bajo sanciones estadounidenses durante cuatro décadas, es otro participante natural. A estos se suma también Pakistán. Los gobiernos inclinados a participar en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, además de aquellos con relaciones tensas, o intrascendentes, con Occidente (por ejemplo Myanmar, Angola y otros estados de Asia Central) también son socios probables. Y, a medida que se desarrolla una masa crítica, el atractivo y la facilidad de contratación en RMB solo aumentan.
En dicho escenario, Irán y Corea del Norte podrían con mayor facilidad enriquecer uranio, Rusia anexar vecinos o China construir campos de reeducación. Sin la influencia de las finanzas, Estados Unidos tendría que recurrir a otras tácticas para imponer sus condiciones. La manera en que el lector se sienta sobre esto de seguro dependerá de dónde esté sentado.
En pocas palabras: incluso un RMB levemente internacionalizado podría limitar significativamente la fortaleza financiera occidental. La poderosa y desigual relación entre finanzas y geopolítica, evidente en las últimas rondas de sanciones, comenzaría a desmoronarse. Y, francamente, si China es capaz de desarrollar mercados razonablemente líquidos y racionalizar el RMB digital, es poco lo que Estados Unidos y Europa podrían hacer al respecto.
Con cada ronda de sanciones, este escenario se acerca.