“América Crece”: la respuesta de EE.UU. a la entrada de China en Latinoamérica

El pasado 17 de diciembre el gobierno de Estados Unidos presentó en la Casa Blanca su iniciativa bautizada “América Crece” (Growth in the Americas),  que busca devolver el protagonismo de Washington en la región. La iniciativa es descrita por sus autores como “un enfoque innovador de todo el gobierno para apoyar el desarrollo económico catalizando la inversión del sector privado en energía y otros proyectos de infraestructura en América Latina y el Caribe. El objetivo hemisférico es fomentar la creación de empleo e impulsar el crecimiento económico al facilitar proyectos de infraestructura que se necesitan con urgencia”.

Aunque la propuesta es un giro positivo en la poco constructiva política exterior de Donald Trump hacia Latinoamérica y el Caribe, el lanzamiento no atrajo a mandatarios o políticos de alto perfil de los países asociados, ni se realizaron grandes anuncios en término de inversiones. El asesor especial del presidente Donald Trump y director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Mauricio Claver-Carone, señaló a VOA que “ya tenemos [acuerdos] firmado con Panamá, Chile, Argentina, Jamaica, Colombia”. El funcionario agregó que estarían próximos a firmar acuerdos similares con Perú, Brasil y El Salvador, mientras que se excluiría a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

A pesar que “América Crece” no menciona a China explícitamente, otras autoridades estadounidense han dejado más claro su rechazo a la creciente presencia del gigante asiático en la región. Mientras el Secretario de Estado, Mike Pompeo, advirtió sobre los peligros de las inversiones chinas en Sudamérica, la entonces Subsecretaria de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de EE.UU., Kimberly Breier, dio más luces sobre la visión de Washington durante un discurso en abril de 2019:

“…hemos visto que cuando China observa los estándares internacionales, puede ser importante para ayudar a los países a desarrollar su propio potencial. Sin embargo, en América Latina y el Caribe hemos visto que China, muy a menudo, se aparta de estos estándares internacionales, y cuando lo hace, sus prácticas poco transparentes favorecen la corrupción, erosionan la buena gobernanza y desafían la soberanía de los Estados”.

“…El Gobierno de China, y las empresas chinas, han incurrido en conductas en el hemisferio que socavan la soberanía y la seguridad nacional tanto de Estados Unidos como de los socios democráticos en las Américas.

La represa [Coca Codo Sinclair en la selva ecuatoriana], construida por una empresa estatal china, debía solucionar las necesidades energéticas de Ecuador. La represa ahora funciona a la mitad de su capacidad. El proyecto incluyó préstamos del Gobierno chino. China recibió además el 80% del petróleo de Ecuador a un precio de descuento, y luego lo revendió con ganancias. Casi todos los máximos funcionarios ecuatorianos implicados en la construcción de la represa están encarcelados o han sido condenados por soborno en la justicia ecuatoriana. Ecuador ahora busca asistencia para cancelar o comprar la deuda china.

La reacción en la región

En el caso de Argentina, dicho país ya había anunciado su participación en “América Crece” durante las administración del saliente presidente Mauricio Macri. El nuevo mandatario, Alberto Fernández, envió una delegación a Washington al lanzamiento de la iniciativa, liderada por su secretario de Energía, Sergio Lanziani, y el presidente de la firma de hidrocarburos YPF, Guillermo Nielsen, para promover inversiones en los yacimientos de Vaca Muerta.

De lograr mantener bajo control las recientes tensiones con Washington, provocadas por sus gestos a Venezuela y el asilado político concedido al ex presidente boliviano Evo Morales, es probable que el nuevo gobierno de Fernández pueda beneficiarse de nuevas inversiones estadounidenses. La razón: Argentina ya ha logrado comprometer financiamientos por más de US$ 1.000 millones para inversión en hidrocarburos, parques eólicos y carreteras en acuerdos alcanzados con la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero (OPIC) de Estados Unidos, y en el marco de “América Crece”.

Por su parte, a principios de diciembre Perú anunció que Lima estaba cerca de firmar un Memorando de Entendimiento para atraer inversiones estadounidense en infraestructura y energía. Según señaló una diplomática peruana al diario Gestión, todo esto sería parte de América Crece, “una iniciativa de Washington para contrarrestar la influencia china en la región”:

“Está el interés del gobierno del presidente Donald Trump de balancear un poco esta influencia china en la región”, señaló Cecilia Galarreta, directora de América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú.

Y pronto se estarían sumando más países. El asesor especial de Trump, Claver-Carone, anunció que “en los próximos meses habrá un lanzamiento de un proyecto subregional, particularmente sobre los tres países de Centroamérica: El Salvador, Honduras y Guatemala”. La declaración se produce a sólo semanas de que el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, visitara China, durante la cual firmó con su par Xi Jinping acuerdos para financiar varios proyectos de infraestructura en El Salvador.